20/04/2023
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Hoy en día está ampliamente aceptado que se debe tener en cuenta la perspectiva de género en la evaluación de programas públicos, sea cual sea el área política a la que nos refiramos. De hecho, no es necesario que una intervención pública tenga como objetivo abordar las desigualdades de género para que este punto de vista sea incorporado en su evaluación. Esto garantiza que las políticas no refuercen desigualdades que ya existen en la sociedad[1].
Evaluar con perspectiva de género significa que, al definir las preguntas que van a guiar la evaluación de un programa concreto, nos debemos plantear de qué manera es necesario considerar las diferencias relacionadas con el género en todos los mecanismos y elementos de la intervención pública.
El modelo lógico sistémico
Para llevar a la práctica esta propuesta podemos representar el programa a través del modelo lógico sistémico. Esta herramienta permite definir todos los elementos a través de los cuales el programa espera generar un cambio y las interacciones que existen entre dichos elementos.
El modelo lógico sistémico propone una visión integral de los programas: desde la estructura o recursos disponibles, hasta los productos, outcomes e impactos generados, pasando por los procesos de implementación del programa (ver Figura 1). Si tenemos en cuenta la perspectiva de género en cada uno de estos elementos, se podrá hacer una lectura más completa del programa y, por tanto, una evaluación capaz de contestar preguntas mejor planteadas y que generen más conocimiento.
Figura 1: Modelo lógico sistémico[2]
Para concretar esta propuesta, haremos una breve reflexión sobre cómo aplicar el enfoque de género en las políticas de I+D e innovación dirigidas a las empresas. Si bien este ejercicio habría que hacerlo de manera individual para cada programa, si que puede ser útil una primera aproximación a partir de un modelo lógico genérico como el que aparece en la Figura 2. A través de algunos ejemplos veremos cómo se incorporaría la perspectiva de género a lo largo del modelo lógico.
Así, en los elementos de la estructura, habría que preguntarse si el marco normativo garantiza que las ayudas fomenten la igualdad. Un ejemplo lo encontramos en las disposiciones comunes relativas a los fondos europeos, donde se establece, como principio horizontal, que “los Estados miembros y la Comisión velarán por que se tengan en cuenta y se promuevan la igualdad entre hombres y mujeres, la generalización de la consideración del género y la integración de la perspectiva de género a lo largo de la preparación, la ejecución, el seguimiento, la presentación de informes y la evaluación de los programas”[3]. Esto indicaría que este elemento de la estructura favorece la igualdad de género en las políticas financiadas con cargo a los fondos estructurales.
El contexto en el que se va a implementar el programa se considera también parte de la estructura, ya que debe existir una coherencia entre las características del programa y las condiciones o necesidades del entorno, de manera que el programa sea pertinente. En este sentido, la perspectiva de género permite obtener una información de partida fundamental: ¿en qué medida las condiciones del entorno favorecen la igualdad de acceso a las ayudas públicas de hombres y mujeres?
Figura 2: Modelo lógico sistémico aplicado a programas de apoyo a la innovación empresarial.
En el caso concreto de las políticas de fomento de la innovación empresarial, la realidad indica que la presencia de hombres y mujeres en las organizaciones elegibles para estas ayudas no es igualitaria, ni por área tecnológica, ni por niveles de responsabilidad. Si esto no se tiene en cuenta, es posible que el programa esté reforzando o perpetuando estas desigualdades estructurales.
Equipos de implementación
Poniendo el punto de mira en los procesos, es interesante reflexionar sobre las personas dedicadas a la implementación del programa en todas sus fases. ¿Hay una composición equilibrada entre hombres y mujeres a todos los niveles? Responder a esta pregunta permitirá conocer en qué medida hay un sesgo de género en las decisiones que se toman en aspectos tan relevantes como la distribución del presupuesto por prioridades, la definición y aplicación de los criterios de selección o la difusión del programa entre los potenciales beneficiarios.
Continuando con los procesos, otras preguntas que habría que incluir en la evaluación irían dirigidas a indagar en qué medida el programa genera un cambio en las oportunidades que tienen hombres y mujeres a la hora de recibir las ayudas. Algunos ejemplos serían estos:
- ¿De qué manera el diseño del programa garantiza la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para acceder a las ayudas?
- ¿La difusión del programa se ha hecho de manera que la información llegue a hombres y mujeres de la misma manera?
- ¿La valoración de las propuestas se ha hecho según criterios que aseguren la igualdad de oportunidades?
A la hora de contestar la última pregunta, se podría observar, por ejemplo, que en los programas gestionados por el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación) se exige a todas las empresas solicitantes que tengan aprobado un Plan de igualdad, lo que se convierte en un criterio de selección y, por tanto, favorece esta práctica en las empresas.
Avanzando en el modelo lógico, nos fijamos en los outputs o productos del programa. Aquí las preguntas con perspectiva de género parecen bastante claras: ¿en qué medida hay igualdad en cuanto a la distribución de las ayudas concedidas? Los datos indicarían que, debido a las condiciones del entorno, con mayor presencia de hombres en estas empresas, la distribución de las ayudas no es equilibrada.
Un ejemplo es el programa Neotec, dirigido a apoyar empresas de reciente creación basadas en tecnología. En este programa, el número de proyectos promovidos y dirigidos por mujeres es muy reducido, por lo que fue necesario crear convocatorias dirigidas únicamente a ellas. Surge así Neotec Mujeres emprendedoras, con el objetivo de generar este cambio en el emprendimiento tecnológico también en las mujeres.
Recomendaciones para incluir la perspectiva de género
Esta información es muy relevante, sin embargo, por si solo, ofrece una visión incompleta la perspectiva de género en los outputs del programa. Es conveniente ir más allá y preguntarnos en qué medida los proyectos financiados han tenido en cuenta las diferencias de género y de sexo a la hora de desarrollar una tecnología concreta. La Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Ciencia e Innovación ha elaborado unos videos divulgativos donde se explica en detalle cómo incorporar la perspectiva de género en los proyectos de I+D+I[4].
En línea con estas recomendaciones, las evaluaciones del CDTI incorporan siempre dos preguntas:
- ¿Se incluye la perspectiva de género en el desarrollo de la tecnología teniendo en cuenta las diferentes posibilidades de uso o efectos en hombres y mujeres (por fuerza, altura, fisiología, etc)?
- ¿Se incluye la perspectiva de género en el desarrollo de la tecnología teniendo en cuenta el impacto diferencial en hombres y mujeres atendiendo a diferentes intereses, roles o hábitos que puedan tener?
Con estas dos preguntas nos adentramos en el último componente del modelo lógico, los resultados o cambios generados en la población. En el caso concreto de las políticas de I+D+I se han identificado como objetivos la generación de innovaciones, la mejora de la capacidad innovadora de la empresa; el refuerzo de la posición en redes de colaboración tecnológica; el incremento de resultados económicos y la solución de necesidades sociales.
Relacionados con estos objetivos, las preguntas con perspectiva de género que podría incluir la evaluación serían estas:
- ¿Hay igualdad de género en el personal de I+D+I que se incorpora a la empresa receptora de ayudas?
- ¿Hay una representación igualitaria de la empresa en las redes de cooperación tecnológica en las que participa?
- ¿Se han desarrollado soluciones tecnológicas para necesidades sociales que afectan de igual manera a hombres y a mujeres?
Con este recorrido se han presentado algunos ejemplos de cómo incorporar la perspectiva de género en la evaluación de políticas públicas, pero no se puede considerar una lista estándar de preguntas de evaluación, ya que cada programa utiliza unos mecanismos diferentes para generar cambios. Es necesario conocer en detalle estos mecanismos para definir las preguntas de evaluación más adecuadas.
En todo caso, lo que si podemos afirmar para todas las políticas y programas es que introducir la perspectiva de género contribuye a cambiar el enfoque desde su diseño: la intervención pública debe generar cambios en el comportamiento de las personas, y esto se reflejará, a su vez, en cambios en las organizaciones. Es necesario hacer un esfuerzo para dejar de tener el foco en las organizaciones, como ente impersonal, y entender que todas las políticas deben diseñarse pensando en cómo afectarán a las personas.
María-Ascensión Barajas Iñigo.
Evaluación de impacto. CDTI
María-Ascensión Barajas | LinkedIn
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[1] Espinosa Fajardo, J. (2018). Guía de género para políticas públicas más transformadoras. Oxfam Intermón.
[2] Ligero, J.A. (2017). Tres métodos de evaluación de programas y servicios. Means Evaluación.
[3] Reglamento (UE) 2021/1060 del Parlamento Europeo y del Consejo de 24 de junio de 2021.
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