Tu gran oportunidad se puede encontrar justo donde estas ahora mismo.
Napoleón Hill, escritor, periodista y profesor estadounidense
Reflexión previa
La pandemia de COVID-19 ha representado una de las crisis más importantes de nuestra historia reciente, con un gran impacto desde el punto de vista sanitario, social y económico, lo que ha conllevado la adopción de medidas extraordinarias de restricción de la movilidad y del contacto social, con suspensión de actividades económicas y de prestación de servicios de toda índole. Habiendo sufrido una afectación, más que perceptible, el ámbito de la educación superior, la ciencia y la investigación. Ahora bien, también ha constituido un tiempo en el que estos espacios, de pensamiento y trabajo, se han convertido en el objetivo de las miradas de la sociedad; con esperanza, con respeto, con necesidad. Por ello, encontrándonos ahora en ese periodo de reflexión reconstructiva, debemos tomarnos este proceso, que ha sido zozobra y lucha, como un revulsivo, una oportunidad de mudanza, de cambio, de superación, de renacimiento.
Y ha de ser en nuestra condición de Espacio Europeo de Educación, con la vista puesta en el año 2025, donde debemos redoblar los esfuerzos, siendo parte – activa y pasiva, en igual medida- y con carácter imprescindible, del plan de recuperación COVID-19 de la Unión Europea (UE). Esto es, estamos vinculados, indefectiblemente, con Next Generation EU; en la vereda que debemos transitar para lograr salir de la crisis, y abocar a una Europa moderna, sostenible, verde y digital.
Nuestra transformación se ha de asociar a la redefinición de las misiones de nuestras universidades, dotándolas del contenido necesario, suficiente, que la sociedad nos demanda, y que nunca debiéramos haber dejado de repensar y dotar de entidad: educación, investigación, innovación y servicio.
Debiendo ahondar, del mismo modo, en la continuidad de las políticas activas sobre igualdad de género, que si bien vienen siendo una constante en la I+i, los progresos son lentos, y por ende insuficientes. Es cierto que casi se ha alcanzado la igualdad entre los graduados de doctorado, pero sólo el 24% de los puestos directivos en el sector de la educación superior están ocupados por mujeres.
Hoy, ese caminar acomodaticio de nuestras instituciones universitarias, conlleva que han de redoblarse los esfuerzos para implementar los cambios estructurales, y funcionales, que nos hagan lograr los objetivos que se nos demandan. Tendremos que volver a pensarnos. Sin autocrítica no habrá fortalecimiento real.
Desde donde todo ha de pivotar: Plan de Recuperación.
El 21 de julio de 2020 se alcanzó un acuerdo en el Consejo Europeo para movilizar en respuesta a esta situación excepcional generada por la pandemia, 750.000 millones de euros, financiados mediante la emisión de deuda comunitaria, que junto a los 1,074 billones del Marco Financiero Plurianual 2021-2027 permitirá abordar un importante volumen de inversiones en los próximos años.
El denominado Fondo de Recuperación Next Generation EU ha dado lugar en España al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en el que se traza la hoja de ruta para la reconstrucción económica, inclusiva y resiliente tras la crisis de la COVID, en un intento de modernización de la economía española, la recuperación del crecimiento económico y la creación de empleo.
Este Plan se estructura en torno a cuatro ejes transversales: la transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial. Estos ejes guiarán todo el proceso de recuperación, inspirando las reformas estructurales y las inversiones que se pongan en marcha, con el objetivo último de recuperar el crecimiento, fomentar la creación de empresas y acelerar la generación de empleo.
Y a su vez, este Plan está articulado en diez políticas, denominadas “palanca”, dada su alta capacidad de arrastre sobre la actividad y el empleo, siendo su enumeración la siguiente: (i) agenda urbana y rural y lucha contra la despoblación; (ii) infraestructuras y ecosistemas resilientes; (iii) transición energética justa e inclusiva; (iv) Administración para el siglo XXI; (v) modernización y digitalización del tejido industrial y de la pyme, recuperación del turismo e impulso a una España Nación Emprendedora; (vi) pacto por la ciencia y la innovación; refuerzo de la capacidad del Sistema Nacional de Salud; (vii) educación y conocimiento, formación continua y desarrollo de capacidades; (viii) nueva economía de los cuidados y políticas de empleo; (ix) impulso de la industria de la cultura y el deporte; (x) modernización del sistema fiscal para un crecimiento sostenible e inclusivo.
Nuevas dimensiones para un EEE
Directamente vinculado con Next Generationv EU, el plan de recuperación COVID-19 de la UE para intentar reconducir la situación de profunda crisis de la Unión, el Espacio Europeo de Educación ha de tender a un verdadero espacio europeo de aprendizaje, que de lugar a beneficios en todos los grupos susceptibles de afectación, incluidas las instituciones y la sociedad. De ahí que la Comisión haya observado la necesidad de guiarse, en este nuevo planteamiento, a través de un redimensionamiento basado en una sucesión, acumulación de objetivos.
De éstos, y más allá de las transiciones ecológicas y digitales, de las políticas específicas para docentes y formadores, de la dimensión geopolítica de la cuestión -objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas para 2020-, junto con el impulso de las alianzas internacionales de educación, consideramos conveniente destacar:
- La calidad, desde la perspectiva en la mejora de habilidades básicas y transversales -competencias digitales, iniciativa empresarial-, creatividad y compromiso cívico. Generar sinergias que faciliten la cooperación internacional entre instituciones educativas, así como la movilidad de los sujetos del Espacio. Fomentando el multilingüismo y la diversidad cultural. Implementar los medios para garantizar la seguridad, la información y el pensamiento crítico.
- Y la inclusión e igualdad de género, puesto que entendemos que no sólo ha de ser un objetivo, sino una motivación, una línea activa y discursiva a seguir. La Comisión la quiere soportar, impulsar, en el fomento de la educación inclusiva y la igualdad de género en todos los niveles y sectores de la educación y la formación; desacoplando el logro educativo y el rendimiento del estatus social, económico y cultural, con la promoción de la movilidad social. Mejorando la sensibilidad de género, con actuaciones prácticas como el tratamiento del comportamiento sexista y el acoso sexual en la educación y la formación. Desafiando los estereotipos de género con respecto a las opciones de estudio y dentro de las prácticas y materiales educativos. Facilitando los elementos necesarios para que en todas las profesiones los hombres y las mujeres estén representados de manera equitativa. Y ahondando en el esfuerzo que conlleve un verdadero equilibrio de género en los puestos de liderazgo, incluidas las instituciones de educación superior.
No olvidando que se ha de asegurar que la educación y formación profesional se deben adaptar a las transiciones verde y digital y que se han de implementar estrategias de aprendizaje permanente preparadas para el futuro, fortaleciendo la cooperación transfronteriza en el trabajo juvenil, el deporte y la cultura promoviendo el aprendizaje no formal.
Necesidad de progresar, espacios de fortalecimiento.
Por todo lo esgrimido, y sin perder de vista los objetivos, los ejes, y las políticas palanca, ya referenciados, será necesario, desde la gestión del espacio de ciencia, investigación y educación universitarias, la inversión adecuada y suficiente; la determinación coherente de los indicadores de calidad de la ciencia y la actividad de innovación; el fortalecimiento de la innovación industrial, la transferencia de tecnología, fomento de soluciones de I+i, difusión de la innovación a través de la transferencia de conocimientos y cooperación público-privada; y el incremento de las publicaciones de alto impacto; ese esfuerzo ya citado en las políticas activas en materia de igualdad de género.
Porque la resiliencia es la capacidad no solo de resistir y superar los retos, sino también de llevar a efecto transiciones de manera sostenible, justa y democrática; tenemos retos por delante que deben abordarse abarcando ámbitos como el empleo, las capacidades, la salud y la educación, en particular para hacer frente al aumento de las desigualdades y apoyar a las personas más afectadas por la crisis, como las generaciones jóvenes, las mujeres y los grupos vulnerables.
Debiendo adoptar medidas para garantizar la igualdad de oportunidades, la educación inclusiva, unas condiciones de trabajo justas y una protección social adecuada. Junto con el cambio demográfico, las transiciones ecológica y digital requieren replantearse los sistemas de protección social y los mercados laborales actuales; porque además de a los jóvenes, la crisis ha afectado de manera desproporcionada a las mujeres y a los grupos desfavorecidos, como las personas con escasas cualificaciones, los discapacitados y las personas de origen racial o étnico minoritario.
Se requieren, por tanto, esfuerzos sustanciales en políticas que ayuden a paliar estas situaciones. Por ejemplo, luchando contra las elevadas y persistentes brechas laboral y salarial entre hombres y mujeres; apoyando adecuadamente unas políticas eficaces de conciliación de la vida familiar y la vida profesional; garantizando el acceso a guarderías de calidad, regímenes de apoyo a la renta, reformas de los sistemas fiscales y de prestaciones, que contribuyan a la creación de empleo de calidad y reducir los desincentivos al trabajo. Reformando el sistema de protección social y el sistema tributario para reducir las desigualdades, o realizando inversiones en el reciclaje y perfeccionamiento profesional, esenciales para contribuir a las transiciones ecológica y digital, mejorar la innovación y el potencial de crecimiento, fomentar la resiliencia económica y social y garantizar un empleo de calidad y la inclusión social.
Abundando en lo expuesto, es obvio que con el objetivo de contribuir a los retos que se plantean desde Europa, la universidad española tiene que introducir cambios estructurales y funcionales que le permitan cumplir los objetivos que la sociedad española y europea reclaman.
Para ello es importante diseñar una sólida estrategia de fortalecimiento institucional que incluya un importante número de acciones destinadas a su fortalecimiento en los programas: de I+D+I; de inversiones en Infraestructura como apoyo a la transformación digital; de recursos humanos y formación y de transformación de la cultura. Programas sustentados en pilares alienados con las prioridades del Plan, descritas con anterioridad.
Ciencia y conocimiento, con ecosistemas más innovadores y dinámicos; formación y empleo, en un intento de alcanzar empleos altamente cualificados; sostenibilidad, contribuyendo a la economía de mercado, dotando a nuestros egresados de competencias necesarias y suficientes, y generando, estimulando, el emprendimiento y la competitividad gracias a los acuerdos de transferencia; y dotándonos de nuevos modelos de gestión y de formación a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Último apunte
No perdamos la perspectiva, y que, efectivamente, hagamos de este momento una oportunidad. Y que no se nos olvide, en base al hilo conductor de lo antedicho, que, conforme indica la Proclamación interinstitucional sobre el pilar europeo de derechos sociales (2017/C 428/09), “Toda persona tiene derecho a una educación, formación y aprendizaje permanente inclusivos y de calidad, a fin de mantener y adquirir capacidades que les permitan participar plenamente en la sociedad y gestionar con éxito las transiciones en el mercado laboral”, a lo que podríamos añadir, y derecho a recuperar el espacio vital perdido en condiciones de igualdad, incluida la de género.
Ana I. Caro Muñoz
Coordinadora de Programas, Universidad Autónoma de Madrid
Secretaria de las Juntas Directivas de AEDUN (Asociación para el estudio del derecho universitario) y RIDU (Red Iberoamericana de Derecho Universitario)
Documentos de interés
- Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Construyendo una Europa más fuerte: el papel de las políticas de juventud, educación y cultura. COM/2018/268
- “Después del 2020… Hacia un Espacio Europeo de Educación en 2020”, María Matarranz, Javier M. Valle y Jesús Manso. Revista Española de Educación Comparada. núm. 36 (julio-diciembre 2020), pp. 98-128.
- Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Un nuevo EII para la investigación y la innovación, 30 de septiembre de 2020.
- “Plan de participación de las universidades en el mecanismo de recuperación y resiliencia. Transformar los Campus para transformar la sociedad”, CRUE, Universidades Españolas.
- Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo Europeo, al Consejo, al Banco Central Europeo, al Comité Económico y Social Europeo, al Comité de Regiones y al Banco Europeo de inversiones. Estrategia anual de crecimiento sostenible 2021.
- España puede. Plan de Recuperación, transformación y resiliencia. 13 de abril de 2021.
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