En este inicio del mes de abril se han dado a conocer por el Ministerio de Trabajo y Economía Social del Gobierno de España las sorprendentes cifras del paro en nuestro país del último mes de marzo.
Todo ello viene marcado y condicionado por el relevante coronavirus, reconocido oficialmente pandemia por la Organización Mundial de la salud (OMS) el miércoles 11 de marzo. Tras ello, y sólo después de que España empezara a sufrir cierto número de casos relevantes, evitando así su mayor propagación, el sábado día 14 de marzo se publica en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el Real Decreto del Gobierno por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, y con ello el ya conocido por toda la ciudadanía confinamiento y la gran paralización en el país de la actividad económica no esencial. No debe descartarse que la situación de alarma deba alargarse hasta la plena seguridad sanitaria.
Así desde el inicio de esta alarmante situación, se han venido sucediendo un amplio número de medidas normativas en la búsqueda de regular y paliar la crisis sanitaria y de salud de un país que no puede dejar de esperar ansiosamente llegar al fin de la escalofriante escalada de cifras no deseables de esta pandemia.
Y como no podía ser de otra forma, el paréntesis económico que supone el fuerte confinamiento en nuestros domicilios supone para muchos sectores una importante merma en la actividad, principalmente porque los grandes esfuerzos de la colectividad deben estar centrados en la salud, y eso nos hace reducir al mínimo el contacto social, familiar y laboral.
En esta situación profesional general, y por la última información oficial, los datos registrados en el mes de marzo reflejan el impacto extraordinario en el empleo producido por la crisis sanitaria.
Según el último informe de Marzo de 2020 de Datos de los Registros del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el total de desempleados se sitúa en un total de 3.548.312. Marzo ha sumado 302.265 nuevos demandantes respecto al mes de febrero, suponiendo un aumento del 9,31%.
El número de trabajadoras en paro en este último mes pasado de 2020 se incrementa en 123.298 personas (un 6,50% más) respecto al mes anterior, lo que deja el registro de desempleo femenino en marzo de 2.019.370 mujeres. Del total de los 3.548.312 parados, el desempleo femenino supone el 56,91%. Esto supone en términos numéricos menores que de cada 10 personas sin trabajo y así registrados por servicios de empleo público estatales, aproximadamente 6 son mujeres. Y de todas las mujeres desempleadas, la mitad son mayores de 45 años, el 49,51%.
TOTAL EDAD | MUEJRES MENORES DE 25 AÑOS | MUJERES DE 25 A 29 AÑOS | MUEJRES DE 30 A 44 AÑOS | MUJERES MAYORES DE 45 AÑOS | |||
TOTAL | HOMBRES | MUJERES | |||||
TOTAL
NACIONAL |
3.548.312 | 1.528.942 | 2.019.370 | 139.119 | 189.254 | 691.050 | 999.947 |
Fuente: Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE)
En el comportamiento del paro por sectores, es en el sector Servicios donde se incrementa más en términos absolutos. Este es precisamente el sector más representativo de la mujer, tal y como más adelante se expone, y es donde más se puede sufrir si se produjera cierta crisis temporal económica ya adelantada por los expertos del ramo.
Según el Informe de Afiliación a la Seguridad Social de Marzo de 2020, el número de afiliados es de 19.006.760, 243.469 menos respecto al mes anterior. Del total, sólo el 46,74% es relativo a mujeres. Este mismo último informe muestra como Anexo la situación provocada por el COVD-19 y su variación por sectores y actividad desde el 12 de marzo, siendo dentro del sector servicios la hostelería como él más afectado en caída de afiliaciones.
Volviendo a los datos de paro, las personas desempleadas que ya formaban parte de los registros de los Servicios de Empleo Públicos, junto con los nuevos que se hayan incorporado por finalizar su relación laboral (cabe recordar aquí que los Expedientes de regulación de empleo no suponen baja en Seguridad Social), y según el Real Decreto Legislativo 3/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Empleo, al ser beneficiarios de prestaciones y subsidios por desempleo, deberán inscribirse y mantener la inscripción como demandantes de empleo en el servicio público de empleo, lo que implicará la suscripción ante el mismo del compromiso de actividad, que requiere la búsqueda activa de empleo, y deberán cumplir las exigencias de dicho compromiso. La inscripción como demandante de empleo se realizará con sus datos personales y profesionales, que permitan su intermediación laboral, y con plena disponibilidad para aceptar una oferta de colocación adecuada, entre otros criterios, teniendo en cuenta las ocupaciones solicitadas por la persona demandante, es decir, la profesión demandada como colocación adecuada con competencias para desarrollarla.
Para conocer la realidad, las fuentes oficiales de información siempre han sido buenas vías para ello, y la estadística nos permite llegar a esa información de la manera más rigurosa. En el sentido que nos encontramos, y con el objeto de obtener una clasificación para fines estadísticos que garantice tanto un tratamiento uniforme de los datos relacionados con la ocupación a nivel nacional como la comparabilidad internacional de los mismos, el Instituto Nacional de Estadística tiene elaborado la Clasificación Nacional de Ocupaciones 2011 (CNO-11). Los criterios de clasificación utilizados son el tipo de trabajo realizado y las competencias.
Se entiende por empleo un conjunto de “tareas y cometidos desempeñados por una persona, o que se prevé que ésta desempeñe”, en su puesto de trabajo. Se entiende por ocupación “un conjunto de empleos cuyas principales tareas y cometidos se caracterizan por un alto grado de similitud”. Actualmente hay diez grandes grupos de ocupacionales.
Informe Estatal del Mercado de Trabajo de las Mujeres
En 2019 el Servicio Público de Empleo estatal presentó su último Informe Estatal del Mercado de Trabajo de las Mujeres, por ser uno de los colectivos con dificultades de inserción laboral, al mismo nivel que otros colectivos de interés para el empleo, como los Jóvenes, Extranjeros, Personas con discapacidad y Mayores de 45 años. No deja de sorprender aún que el sexo, por el hecho mismo de su existencia y de la construcción social del género, sea una parcela de estudio propia por ubicarse laboralmente en una situación menos ventajosa de partida.
En la obra El segundo sexo, por la gran feminista francesa Simone de Beauvoir, escrito en 1949, se expresa claramente que no existe ningún destino biológico, psicológico o económico que determine el papel que un ser humano desempeña en la sociedad.
La edad de las mujeres paradas y ocupadas es cada vez más avanzada. Según el citado informe, las mayores de 45 años suponían casi la mitad del número de mujeres residentes en el país. A lo comentado ya de la mujer como un colectivo con mayores problemas de inclusión en el mercado laboral, se une la posible coincidencia del colectivo mayor de 45 años. En ese caso la mujer afectada se encontraría con una doble barrera que superar, la del género y la de la edad. No nos podemos olvidar de las mujeres extranjeras, que en su caso se encontraría con una tercera barrera.Este Informe Estatal del Mercado de Trabajo de las Mujeres forma parte de los estudios que desarrolla el Observatorio de las Ocupaciones, orgánicamente adscrito a los Servicios Centrales del SEPE, realizando informes y análisis de mercado de trabajo.
Las mujeres representaron en este último Informe el 58,24 % de la población inactiva en España. El grupo más numeroso de mujeres enmarcadas en esta tipología se dedicaba a las labores del hogar. Nueve de cada diez personas dedicadas a las labores del hogar eran mujeres.
Las mujeres representaron el 58,24 % de la población inactiva en España. El grupo más numeroso se dedicaba a las labores del hogar. 9 de cada 10 personas dedicadas a las labores del hogar eran mujeres.Click to PostSegún el mismo Informe, y sobre la población activa, más de ocho de cada diez mujeres se centran en el sector servicios. En la industria la proporción no llegó a una de cada diez mujeres, seguida a gran distancia por la agricultura y la construcción.
Sobre la estabilidad de la relación laboral de las mujeres, ésta fue inferior a la de los hombres y, entre las nuevas ocupadas incorporadas en los últimos años, los contratos temporales superaron a los indefinidos. La mayor temporalidad de las ocupadas incorporadas en los últimos años se produjo en el sector servicios, concentrándose el empleo en ocho de los doce meses del año, con un indudable carácter estacional.
El sector servicios continuó aglutinando la mayor parte del empleo generado entre las mujeres. En los últimos diez años, se produjo una pérdida de trabajadoras en la agricultura en beneficio del sector servicios y, en menor medida, de la industria. Nueve de cada diez nuevas cotizantes se ubican en el sector servicios y una de cada diez en la industria. Por actividades económicas, es el Comercio al por menor, excepto de vehículos de motor y motocicletas, el sector donde más representación de afiliación de las mujeres a la Seguridad Social.
El perfil de la afiliada a la Seguridad Social en el Régimen General responde a una trabajadora por cuenta ajena con una edad comprendida entre los 25 y 44 años, frenándose en la ya citada edad de los 45 años que dobla la dificultad de inserción. El sector servicios fue el único donde el número de trabajadoras por cuenta ajena superó a los varones afiliados. En el Régimen Especial de Autónomos se mantiene la infrarrepresentación.
La diferencia más amplia en la representatividad de ambos sexos se produjo, como es habitual, en el Sistema Especial de Empleados del Hogar, el único con mayor porcentaje del número de mujeres.
Las diferencias de género fueron más pronunciadas en la distribución del tipo de jornada laboral. Si se atiende a la situación del número de afiliados generado en los últimos cinco años, por cada trabajador varón a tiempo parcial se generaron casi tres trabajadoras con este tipo de jornada.
Al igual que en años anteriores, los contratos vinculados a los niveles formativos más altos presentan una representación femenina mayoritaria, mientras que los varones predominan en aquellos relacionados con la ESO y Estudios primarios. Estos datos declaran que la formación superior y universitaria es mayor garantía de empleo, y por la que se debe apostar.
Fuente: último Informe Estatal del Mercado de Trabajo de las Mujeres (SEPE)
Por esto mismo, de entre las mujeres demandantes de empleo registradas en los Servicios Públicos de Empleo, siguiendo el informe, su nivel formativo siempre es superior al de los hombres. Además, y según lo ya referenciado, la mayor ocupación demandada por las mujeres en desempleo coincide con el sector servicios:
Fuente: último Informe Estatal del Mercado de Trabajo de las Mujeres (SEPE)
El perfil más frecuente entre las desempleadas se reitera: 45 y más años, con estudios primarios o no acreditados y con experiencia laboral previa.
A toda esta coyuntura se une la situación de los demandantes de empleo según el tiempo de antigüedad en su demanda y en especial la de los demandantes parados de larga duración (PLD), cuya antigüedad en la demanda es superior a 365 días. La mayoría de las demandantes paradas menores de 25 años encuentran empleo antes que las mayores de 45 años. Se sigue manteniendo la relación directa entre paro de larga duración y edad –a mayor edad, mayor número de paradas de larga duración y mayor el peso de estas sobre el total de paradas–.
Cabe recordar aquí el ya citado concepto de ocupación, que según la ya mencionada Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO), está constituida por un conjunto de empleos que presentan una gran similitud. Según el cuadro indicado más arriba de los 10 grupos de ocupaciones, más de las tres cuartas partes de los contratos realizados a mujeres y contabilizados se concentran en el grupo 5-Trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores y el 9-Ocupaciones elementales.
Sobre la demanda de ocupaciones por las mujeres cuando se inscriben como demandantes de empleo en las oficinas públicas, éstas, al igual que ellos, puede solicitar trabajo en los Servicios Públicos de Empleo hasta en seis ocupaciones diferentes. Cerca de seis de cada diez solicitudes presentadas por demandantes parados fueron hechas por Mujeres, siendo el principal grupo demandado el 5-Trabajadores de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores. Dentro de ese grupo, las tres ocupaciones más solicitadas por mujeres desempleadas siguen siendo Personal de limpieza de oficinas, hoteles y, otros establecimientos similares, Vendedores en tiendas y almacenes y Peones de las industrias manufactureras. Por otra parte, cerca de la mitad de las solicitudes fueron presentadas por desempleadas que tenían 45 o más años.
¿Supondrá la situación actual subida general de la tasa de paro en España en 2020 y nueva crisis laboral femenina?
Evolución de la tasa de paro en España 1986-2019
Actualmente la tasa de paro está en torno al 13-14%. España, en 2007, y con la mayor bonanza económica vivida en tiempos modernos, logró bajar su tasa al 8%, intuyendo que ese de momento se pueda considerar su suelo, con unos 2 millones de personas aproximadamente.
En la última crisis vivida de 2008 a 2013 alcanzó una tasa de desempleo hasta el 27% o más de 6 millones de desempleados en el peor momento (2013).
En aquella ocasión se destruyó más empleo entre los hombres que entre las mujeres y la tasa de paro masculina experimentó un incremento mucho más pronunciado. Igualmente el proceso de recuperación del desempleo masculino también fue más rápido que en el colectivo femenino. Por ello, la última crisis propició la vuelta a la feminización del paro sufrida antes de 2008.
Ello hace pensar que según los últimos datos ofrecidos en este mes de marzo sobre el desempleo, y si la situación se alarga más de lo esperado por la crisis del COVID-19, sea el perfil de las mujeres el que más sufra, al ser el más representativo en el sector servicios como el más afectado. Por ello, todos los esfuerzos del sector público y privado una vez pasada la tempestad, deberán centrarse en intentar no reproducir y acrecentar la feminización del paro acaecida en momentos de decrecimiento económico.
Todos los esfuerzos del sector público y privado una vez pasada la tempestad, deberán centrarse en intentar no reproducir y acrecentar la feminización del paro acaecida en momentos de decrecimiento económico.Click to PostEsperemos que la economía nacional, y a su vez internacional, se recupere como muestran ciertos estudios y organizaciones en este mismo año 2020, y la sombra del desempleo no sea alargada en el tiempo para aquellas mujeres que sufran las consecuencias.
Y ante todo, para que la economía surja de nuevo con normalidad, lo principal es cuidar de la salud, porque sin personas no hay vida y mucho menos economía válida ni valiosa.
«Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora»
Antonio Machado
Beatriz Lázaro García-Técnica de la Junta de Andalucía
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