España, un país de médicas que nunca llegan a jefas. Así titulaba el diario Público una noticia que informa de que hay comunidades autónomas donde apenas el 20,3 % de los jefes de servicio son mujeres, cuando el 61 % de los médicos de los centros sanitarios públicos son mujeres. Una realidad que, en mayor o menor medida, podemos extender al resto del Sector Público.
Más funcionarias que funcionarios
Según los datos de los boletines estadísticos del Registro Central de Personal de los últimos 20 años, las mujeres somos mayoría entre los funcionarios de carrera de la Administración General del Estado. Concretamente, en 2022, último dato publicado a día de hoy, las mujeres somos un 52% del total.
Fuente: Boletines Estadísticos del personal al servicio de las Administraciones Públicas
Sin embargo, esta proporción, a la que por lógica deberíamos tender también en los puestos directivos, no se replica en ellos. Los puestos con rango de subdirector y director general (niveles 30 de la AGE) son ocupados mayoritariamente por hombres. Una brecha que, no nos desanimemos, se va reduciendo año a año. Cierto es que el ritmo es lento, pero la tendencia es clara y vamos caminando hacia un equilibrio que debemos seguir impulsando:
Fuente: Boletines Estadísticos del personal al servicio de las Administraciones Públicas
La brecha en 2022
La situación decimos que mejora, pero ¿en qué punto no encontramos actualmente? ¿Cuál es la brecha que destapan los últimos datos publicados? Según el último boletín de personal publicado (datos de enero de 2022), el gap, por desgracia, sigue siendo llamativo:
Fuente: Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas 2022
Además, la contradicción es mayor si encima tenemos en cuenta la información de la Secretaría General de Universidades. Dichos datos muestran que la formación universitaria de las mujeres es superior a la de los hombres desde hace años. Luego, incomprensiblemente, encima las mujeres partimos en mayor medida del cumplimento de este requerimiento para ocupar un puesto directivo.
Fuente: Sistema Integrado de Información Universitaria (Secretaría General de Universidades)
Más A2 que A1
Pero no nos quedemos solo en los puestos N.30, ampliemos un poco la imagen y miremos cómo se distribuyen las funcionarias entre los subgrupos de la AGE que exigen formación universitaria (A1 y A2). De nuevo, mirando los datos de los boletines de personal observamos que las mujeres, históricamente, nos concentramos más en el subgrupo A2 que en el A1:
Fuente: Boletines Estadísticos del personal al servicio de las Administraciones Públicas
Algo que no ocurre en el caso de los hombres, que, en general, tienden a ir más a la par en ambos subgrupos:
Fuente: Boletines Estadísticos del personal al servicio de las Administraciones Públicas
A mayor nivel, menor presencia de mujeres
¿Y dentro del A1? ¿Cómo se reparten ahí los niveles? Pues tenemos la misma tónica: a medida que aumenta el nivel, menor es la presencia de las mujeres. Los datos de 2022 reflejan cómo las mujeres del A1 empiezan siendo mayoría en el nivel 26, pero la situación da un giro a partir del nivel 28 y la brecha va aumentando notándose especialmente en los niveles 29 y 30, es decir, en los puestos directivos.
Fuente: Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas 2022
Como todo hay que decirlo, si comparamos con etapas anteriores la situación ha mejorado sustancialmente. Hace 15 años los hombres eran mayoría en todos los niveles del A1:
Fuente: Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas 2007
Sin embargo, en 2013 se produjo la igualdad en el nivel 26 y, a partir de ahí, las mujeres hemos pasado a ser mayoría en el nivel 26, no así en el resto de los niveles.
Fuente: Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas 2013
Techo de cristal, talento y diversidad
Sea por un tema de socialización que hace que las mujeres crezcamos con más autoexigencia e inseguridad y dudemos más para aceptar un cargo, o porque tenemos interiorizado que los cuidados familiares deben ser nuestra prioridad, el efecto final es el que muestran los datos: las mujeres, aunque seamos mayoría y estemos más preparadas, ocupamos menos puestos directivos y las decisiones son tomadas en su mayoría por hombres. Esto no es malo de por sí, si no fuera porque implica un desperdicio enorme de talento y una pérdida de diversidad en los equipos directivos que sesga cualquier toma de decisiones. Hace tiempo que aprendí que las decisiones nunca serán buenas si no se cuenta con una pluralidad de visiones y con variedad de pensamientos. Se necesita completar el prisma en todas sus caras si queremos disponer de una descripción fiable y certera de la realidad, y ahí es donde está la riqueza y radica el éxito de cualquier decisión, especialmente en el ámbito de lo público. Dicho esto, ya ni menciono el compromiso ético con la Agenda 2030 de Naciones Unidas y, en particular, con su ODS 5.
Así que, amigas, a ponerse las pilas que ya vamos tarde.
Delegada Provincial del INE en Granada
Instituto Nacional de Estadística (INE)
Me ha parecido muy interesante. En mi sector existe un amplio porcentaje de mujeres que pese a ser empleadas públicas tenemos cercanadas nuestras posibilidades de promoción y acceso a puestos de toma de decisión.
Es necesario visibilizar estas realidades. Gracias