Mujeres, innovación y liderazgo

11/02/2021 17 min 0 Comentarios mujerespublico
Asociación de Mujeres en el Sector Público - Mujeres, innovación y liderazgo

 

Cocina, limpia y gana el Nobel”

 

Editorial de la revista Family Health

cuando en 1977 Rosalyn Yalow ganó

el Premio Nobel de Medicina.

 

 

El pasado 21 de enero fui invitada a una mesa redonda sobre mujeres, innovación pública y liderazgo, del proyecto europeo Co-VAL, a fin de dar una idea de la situación en España. Para preparar la intervención tuve que hacer una búsqueda de información que me hizo reflexionar en profundidad sobre el tema y me gustaría compartir aquí algunos de datos e ideas.

Para facilitar la lectura he dividido mi comunicación en dos partes. Esta primera estará mas centrada en los datos disponibles sobre mujeres e innovación pública y en el valor que pueden aportar las mujeres a la innovación. En la segunda centraré la reflexión en aspectos relacionados con el liderazgo.

Pocos datos que hablan claro

 Photo by Edi Libedinsky on Unsplash

 

Lo primero es saber de qué hablamos cuando hablamos de mujeres e innovación, con qué datos contamos que nos ayuden a situarnos.

Según el Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas, la Administración Pública en España, emplea a 2.598.481 efectivos, el 12,97% de la población activa.  De estos dos millones y medio de personas, 1.123.472 (43,24%) son hombres y 1.475.009 (56,76%) mujeres. A priori, por tanto, comprobamos que existe una representación equilibrada entre ambos sexos. Sin embargo, el porcentaje de mujeres que ocupan puestos de dirección no supera el 31%, un porcentaje escaso y lleno de matices que debemos revisar.

Al igual que en otros países europeos y en otros sectores productivos, existe una segregación horizontal clásica que confirma que las mujeres y los hombres acaban concentrándose en determinadas ocupaciones profesionales según el modo tradicional de atribución diferencial de roles. Así, las mujeres son el sexo mas representativo en ámbitos como la Justicia, la Educación, los Servicios Sociales o la Sanidad, donde pueden llegar a representar el 70%.

Respecto a la segregación vertical en la administración, que hace referencia a la concentración de mujeres y hombres en los diferentes niveles jerárquicos, los datos revelan cómo los hombres se sitúan en los puestos de mayor jerarquía incluso en sectores tradicionalmente femeninos, como por ejemplo en la Administración de Justicia, donde las mujeres se concentran en las ocupaciones administrativas. Además, las mujeres suponen el 53,9% de los jueces y magistrados en activo, frente a un 46,10% de hombres, mientras que en los órganos centrales (Tribunal Supremo, Audiencia Nacional, Registro Civil Central o el Juzgado Central de Instrucción) la presencia femenina supone el 29,26% frente al 70,73% de hombres. El caso mas llamativo es el del Tribunal Supremo en el que de 76 magistrados solo 15 son mujeres. (López Donaire, 2019)

Además de factores socioculturales (responsables del techo de cristal o del techo de cemento, entre otros), un factor determinante en la perpetuación de la segregación vertical en las AAPP en España es el sistema de promoción y desarrollo profesional. Cuando la provisión de los puestos de trabajo se realiza mediante procesos abiertos en los que se cumplen los principios de mérito, igualdad y capacidad, las mujeres obtienen resultados similares a los de los hombres. Sin embargo, cuando el procedimiento a seguir es el de la libre designación, son los hombres los que se ven favorecidos. Sirva como ejemplo la Comunidad Autónoma Andaluza donde el 64% son mujeres y 36% son hombres: sólo el 28,73% de esas mujeres ocupan cargos directivos medios, mientras que el porcentaje del total de hombres del 40,74%.

Centrándonos en la innovación

Tratemos ahora de centrarnos en innovación, precisamente uno de los ámbitos mas masculinizados, fuera y dentro de la administración pública.

El primer escoyo para el análisis de la situación de la mujer en este campo es la dificultad de encontrar datos segregados por sexo. El estudio estatal “Mujeres e Innovación 2020” arrastra las deficiencias del resto de informes, ya que se alimenta de las estadísticas existentes. El Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas, no contiene datos segregados por sexo en prácticamente la totalidad de las secciones que analiza. Es desconcertante observar que, a pesar de la importancia de las personas en los procesos de innovación (pues sus competencias, es decir, conocimientos, actitudes y habilidades, son decisivas para el desarrollo de este tipo de actividades), las encuestas de innovación no recogen ningún dato al respecto y, por ello, tampoco nada relativo a su distribución por sexo.

Por otro lado, tanto los indicadores disponibles, como la mayoría de las ayudas a la innovación y de los recursos asignados, se centran en las actividades de I+D y en otras ligadas a la innovación en las empresas, pero no se dispone de información sobre la innovación desarrollada por otros actores, como las administraciones públicas o el tercer sector. La innovación en las administraciones públicas como tal, brilla por su ausencia. Sin embargo, tiene enorme importancia, no solo porque dicha innovación facilita, hacia afuera, la vida y las actividades de la ciudadanía (provisión de servicios) sino también porque, hacia dentro (procesos estructuras), por su importancia como como modelo social, y por su capacidad tractora de otras iniciativas de innovación (subvenciones y ayudas, apoyo a proyectos, compras públicas, etc).

¿Qué nos dicen los datos?

Los pocos datos que pueden extraerse y que nos dan alguna orientación sobre la situación de las mujeres en ámbitos relacionados con la innovación, hablan por si mismos.

Se aprecian grandes brechas de género en la asignación de recursos públicos destinados a apoyar la investigación y la innovación.

  • En las entidades financiadas por diversos tipos de ayudas para el fomento de la innovación en empresas, la representación de mujeres es muy baja: en el mejor de los casos, en proyectos financiados por el CDTI, se sitúa en un 30%.
  • Se dan también grandes brechas de género a favor de los hombres en las presidencias y composición de juntas de gobierno del asociacionismo empresarial innovador apoyado con financiación.
  • Se aprecia infrarrepresentación de mujeres investigadoras principales en la solicitud de ayudas en convocatorias competitivas para proyectos de investigación y desarrollo tecnológico, con la consiguiente brecha de género: las tasas de éxito de las mujeres son ligeramente inferiores a las de los hombres tanto en la consecución de proyectos como en el volumen de financiación obtenido.
  • En las universidades públicas el 25% de mujeres alcanza el nivel de profesorado de investigación y solo el 21% ocupan cátedras de universidad. Estos porcentajes son aún menores en la participación en actividades formalizadas de intercambio y transferencia de conocimiento, con solo un 15%.
  • Otro dato importante es el número de inventoras: según el informe citado solo un 16,7% de patentes han sido registradas por mujeres.
  • La mayoría de las comisiones de selección de convocatorias de ayudas a proyectos de innovación y reindustrialización presenta un equilibrio de género en su composición (60-40), pero los puestos de mayor estatus están en su mayoría ocupados por hombres, al igual que ocurre en los órganos asociados a la toma de decisiones en materia de políticas científicas y de innovación. También hay en estos órganos infrarrepresentación de cargos políticos femeninos (alcaldesas).
  • De nuevo, menos de la mitad de los equipos de gobierno de las universidades tienen una representación equilibrada y la mayor brecha de género sigue estando en los cargos de máximo nivel: sólo un 8% de mujeres rectoras.

En resumen, aunque lógicamente existen excepciones, en términos generales se aprecian grandes brechas de género en la asignación de recursos públicos destinados a apoyar la innovación. Las cifras hablan de la baja presencia de las mujeres en los proyectos de investigación e innovación (menor cuanto mayor es la financiación del proyecto), en las organizaciones donde se deciden e implementan políticas públicas y en los órganos de dirección de las instituciones donde se resuelve sobre los proyectos e inversiones en innovación.

Poniendo la mirada en el sector TIC, muy relacionado con la innovación, según el último estudio de la Junta de Andalucía sobre la situación de la mujer en el sector TIC andaluz en 2020, las brechas se mantienen en la II edición del diagnóstico. Sobre el total de puestos ocupados por mujeres, el 40,23% corresponde a ocupaciones relacionadas con la escala baja administrativa, la venta y la enseñanza, es decir, oficios auxiliares y no directamente relacionados con la producción de bienes y servicios tecnológicos o de innovación. Por otro lado, sólo el 17% de las startups tecnológicas españolas han sido fundadas por mujeres, y en Andalucía aun es menor: un 15% menos de representatividad de mujeres en el empresariado TIC en relación a otros sectores andaluces.

En el plano nacional, si revisamos los datos de “empleo en sectores económicos de alta intensidad tecnológica” (alta y media tecnología), ocupaciones muy bien remuneradas, las mujeres solo ocupan un 26% de los puestos de trabajo. El problema viene desde los colegios y universidades: sólo el 35% de los estudiantes matriculados en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas) son mujeres. Si miramos las cifras al detalle, ellas representan el 15% de los graduados en ingeniería, el 19% en informática y el 38% en matemáticas. Esta brecha de género, enraizada en los estereotipos y los condicionamientos producidos por la socialización de género, será probablemente causante de otras desigualdades mayores en los ámbitos económicos clave y de poder, incluida la innovación, ya que precisamente estas materias serán centrales en la creación de los futuros puestos de trabajo decisivos que conformarán nuestra sociedad.

Por otro lado, no ha sido posible localizar información relacionada con variables de corte organizacional, como aspectos relativos a corresponsabilidad, condiciones laborales y culturales en las organizaciones, todas ellas con notables impactos y condicionantes de género. Tampoco sobre competencias relacionadas con innovación, o sobre actitudes y comportamientos asociados a la innovación, de qué manera son valorados por las instituciones y cómo se relacionan con el género. Estos datos segregados por sexo podrían permitir identificar diferencias y singularidades de género en su contribución a la innovación.

No te pierdas este post de @twitterpaz en #mujeresSP hablando de mujeres, innovación y liderazgo. Las mujeres aportan a la innovación conocimiento experto, que no siempre es visible.Click to Post

Por tanto, concluimos que faltan datos relevantes desagregados por género, en especial en las estadísticas de las Administraciones Públicas, si bien los datos disponibles relacionados con la innovación señalan gran desigualdad en las situaciones laborales de hombres y mujeres, en cualquier sector y en especial en los puestos de decisión. La ausencia de estadísticas desagregadas ya es en sí misma un dato muy significativo.

Estas desigualdades que hemos mencionado en las AAPP y en sectores relacionados con la innovación, se acrecientan en otros ámbitos laborales, sociales y económicos. Lamentablemente las perspectivas de futuro tampoco son buenas: un gran número de análisis prevén que la crisis tendrá un impacto mas negativo en general sobre las mujeres y los jóvenes, algo que ya se viene observando con los efectos de la pandemia. La brecha de género que persiste y aumenta tendrá grandes implicaciones de justicia social y afectará a la sostenibilidad del sistema.

¿Cómo pueden contribuir las mujeres a la innovación pública?

A pesar de los pésimos datos que nos desvelan los informes recientes, las mujeres pueden aportar un gran valor en los procesos de innovación, y especialmente de innovación pública.

Si observamos los ejes transversales que vertebran el conjunto de la economía sobre los que se quiere centrar la recuperación, principalmente mediante la innovación (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, 2020), se trata de áreas donde la presencia femenina ha sido tradicionalmente fuerte y, en muchos casos, la responsable del mantenimiento del sistema:

  • La economía verde, pegada al territorio, zonas donde son necesarias inversiones para la creación de empleo femenino en aras de la transformación y el bienestar social. En muchas autonomías, entre ellas en Andalucía o Asturias, las mujeres son más innovadoras en el ámbito rural que los hombres.
  • La transformación digital inclusiva y sostenible, sustentada en infraestructuras y servicios que pongan en el centro a las personas y reduzcan las brechas digitales, en especial en zonas aisladas. Estas brechas están estrechamente vinculadas a mujeres, así como a áreas territoriales donde también predominan las mujeres.
  • La cohesión social y territorial para el crecimiento sostenible. Es preciso atender a necesidades sociales, que con una mayor igualdad probablemente desaparecerían, proporcionando educación y empleo en especial a mujeres y jóvenes. Además de los 3 pilares del Estado de bienestar (la educación, la sanidad y los servicios sociales), es preciso desarrollar un 4º, la economía de los cuidados: dependencia, cuidados de larga duración, atención domiciliaria, etc. para conseguir la conciliación de la vida laboral y personal de las familias.

Estamos hablando de espacios necesitados de innovación en los servicios públicos centrados en el usuario. Son en su mayoría ámbitos tradicionalmente sostenidos por mujeres y, por tanto, son ellas quienes mejor conocen y entienden las necesidades, los obstáculos que deben removerse, y los condicionantes sociales que limitan su desarrollo. Su aportación a la innovación pública es esencial, tanto como usuarias y potenciales beneficiarias, como en cuanto posibles promotoras de proyectos, emprendedoras o co-diseñadoras de servicios.

Co-diseñadoras, co-productoras o co-creadoras… la presencia de mujeres en los equipos de innovación contribuye a una diversidad de miradas, actitudes y aptitudes nada despreciable. Estudios sobre inteligencia colectiva en gran variedad de grupos de trabajo concluyen que encuentran pruebas convergentes de que el factor que más correlaciona con la inteligencia colectiva y que explica el alto rendimiento de grupos en un amplia variedad de tareas, no es el de la inteligencia individual media o máxima de los miembros del grupo, sino la sensibilidad social media de sus miembros, la igualdad en las posibilidades de intervención o turnos de conversaciones y la proporción de mujeres. (Woolley et al, 2010)

Por lo que respecta a la cuestión de género, cabe decir que ésta no trata sobre mujeres sino sobre procesos y estructuras que contribuyen al entendimiento de la innovación y de los agentes de la innovación. Los problemas derivados de olvidar la perspectiva de género en la innovación son muy grandes y tienen grandes costes sociales y económicos.

La ciencia, la tecnología y la innovación están moldeando la sociedad que tenemos. Las innovaciones tienen cada vez más base tecnológica, y la inteligencia artificial y los algoritmos que aprenden de la población dejan fuera a las minorías que no están bien representadas. Es sabido que poseen sesgos discriminatorios de género perjudicando a las mujeres, además de otros raciales.

Los sesgos en la inteligencia artificial que producen decisiones discriminatorias dependen de muchos factores: en el entrenamiento, utilizando datos no representativos de solo un grupo de personas (hombre blanco); en la programación seleccionando programadores con perspectivas sesgadas; o en la propia evolución, porque, aunque se programe correctamente una IA, esta puede adquirir sesgos de comportamiento al aprender de sus iteraciones (Guadián, 2021).

Por consiguiente, es importantísimo incorporar la perspectiva de género ex -ante, antes de que los procesos o servicios estén activos y masculinizados. Las mujeres y su experiencia tienen un papel fundamental para incluir y asegurar la presencia de mujeres entre los beneficiarios y que tengan voz desde el principio.

En resumen, podríamos decir que las mujeres aportan a la innovación conocimiento experto, que no siempre es visible, pero también conocimiento profundo de sectores y situaciones tradicionalmente atendidas por mujeres que son clave para el desarrollo social y económico sostenible, así como para enfrentar los retos de futuro de nuestra sociedad. A ello hay que sumar las competencias adquiridas por socialización de género, las cuales pueden ser de gran utilidad en la innovación: la mirada empática, la cercanía, la orientación a los cuidados, y un estilo de liderazgo prudente, inclusivo y, tal y como demuestran los estudios, rupturista y capaz de enfrentarse al status-quo (Lapuente&Suzuki, 2020). Pero, sobre todo, la presencia de mujeres en los procesos de innovación aporta diversidad, y está demostrado que a mayor diversidad en los equipos innovadores mejores son las soluciones encontradas.

Paz Sánchez


Bibliografía consultada

 

Boletín Estadístico del personal al servicio de las Administraciones Públicas. Registro Central de Personal 2020 https://www.mptfp.gob.es/dam/es/portal/funcionpublica/funcion-publica/rcp/boletin/Boletines/200701_Boletin_julio_2020.pdf.pdf

 

Cracking the Code: girls’ and women´s education in science, technology, engineering and mathematics (STEM). UNESCO, 2017

https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000253479

 

El emprendimiento en el medio rural tiene nombre de mujer. Web Ara, 2020. https://www.andaluciarural.org/el-emprendimiento-en-el-medio-rural-tiene-nombre-de-mujer/

 

La Brecha de Género en las Administraciones Públicas. Febrero 2020. Informe de la Secretaría de Mujer y Políticas Sociales de la Federación de Empleadas y Empleados de

los Servicios Públicos de UGT https://www.fespugt.es/images/INFORME_BRECHA_SALARIAL1.pdf

 

Lapuente, V & Suzuki, K (2020) The prudent entrepreneurs: women and

public sector innovation, Journal of European Public. https://www.womenleadersindex.com/report/

 

Lopez Donaire, Belen, 2019. Desigualdad de género en los puestos directivos de las Administraciones Públicas. https://mujeresenelsectorpublico.com/desigualdad-de-genero-en-los-puestos-directivos-en-la-administracion-publica/

 

Mujeres e innovación, 2020. Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España. https://www.ciencia.gob.es/stfls/MICINN/Ministerio/FICHEROS/Publicaciones/AF_Mujeres-e-innovacion_web.pdf

 

Informe Mujeres investigadoras 2020. Comisión de mujeres y ciencia del CSIC. http://mujeresconciencia.com/app/uploads/2020/07/informe_mujeres_investigadoras-2020.pdf

 

II Edición del diagnóstico de la situación de la mujer en el sector TIC andaluz. WomAndigital_ Junta de Andalucia. https://www.formacion.andaluciaesdigital.es/documents/410346/1866024/II_EDICION_DIAGNOSTICO_MUJER_SECTOR_TIC__JDA.pdf

 

Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España. 2020

https://portal.mineco.gob.es/RecursosArticulo/mineco/ministerio/ficheros/plan_de_recuperacion.pdf

 

Sesgos de género en los algoritmos: un círculo perverso de discriminación en línea y en la vida real (2021) El diario.es

https://www.eldiario.es/tecnologia/sesgos-genero-algoritmos-circulo-perverso-discriminacion-linea-vida-real_129_7198975.html

 

¿Te ha rechazado una inteligencia artificial? Guadián, C. (2021)

https://cutt.ly/DkEyYYc

 

Woolley et al, 2010. Evidence for a Collective Intelligence Factor in the Performance of Human Groups. http://www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/science.1193147v1

 

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ESCRITO POR Mujeres en el Sector Público

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