Flexibilidad viene del verbo confiar

18/02/2019 4 min 0 Comentarios mujerespublico
Asociación de Mujeres en el Sector Público - Flexibilidad viene del verbo confiar

Dicen los estudios y los estudiosos, y cualquier mortal con un poco de sentido común, que la flexibilidad es una medida fundamental para equiparar a las mujeres en el mercado laboral. Y aún diría más, la flexibilidad  laboral favorece la corresponsabilidad entre ambos géneros.

Pero volviendo al título de este post, antes de que a la vecina rubia se le ponga el pelo encrespado al leer que flexibilidad viene del verbo confiar, dejad que me explique (los asiduos a las redes me entenderán, el resto les recomiendo un paseo por su perfil, es de lo más didáctico).

Cuando oigo “yo tengo flexibilidad en el trabajo”, una neurona rebelde me traduce – Ha dicho “en su trabajo confían en ella o en él”.

No me ha resultado fácil aprender a conjugar el verbo “flexibilizar” de la manera correcta, es decir, yo confío, tú confías, él confía, ella confía…

Es que hay que cambiar el verbo, el sujeto, el predicado y ¡hasta los complementos! Pero mejor pongamos un ejemplo.

María tiene jornada flexible y ha llegado a las 9:30.

Mi neurona rebelde traduce de nuevo – La persona que coordina a María confía en que si ha llegado a las 9:30 es porque hoy necesitaba llevar a sus hijos al colegio-.

Mi neurona es bastante novelesca y me subtitula.

La persona que coordina a María ha pensado – Confío en que María ha venido mucho más tranquila a trabajar en vez de estar mirando el móvil desde las 8:00 porque ha tenido que dejar a sus hijos con una vecina porque su pareja tenía un viaje importante y porque ella no quería coger el día de vacaciones porque quería dejar terminados unos informes.

Y a riesgo de quedarse sin aire con tantos por qué al final mi neurona ha resumido – Confían en María-.

Pero es que todas las “María” también tienen que aprender a conjugar. Cuando expliquen que han salido a las 18:30 porque tienen jornada flexible, tendrán que repetirse internamente.

Confían en mí.

No pasa nada porque hoy haya cambiado mi horario.

He dejado el trabajo terminado como quería.

Es difícil conjugar flexibilizar, pero se puede entrenar.

Y yo creo que merece la pena, porque cuando hay confianza las personas no sólo trabajan, si no que además producen.

Y es que no es lo mismo trabajar, que viene a ser ejecutar una tarea y listo, que producir.

Cuando produces, dice la RAE, que “creas cosas o servicios con valor económico” y cuando creas, léase subrayado y luminoso, cuando creas pones tus mejores capacidades, actitudes y aptitudes, lo que sabes y lo que aprendes al servicio de tu creación. Y eso se traduce en que tu valor profesional aumenta.

Y cuando tu valor profesional aumenta, atención, que ahora viene lo bueno, si eres mujer tu techo de cristal se rompe.

Pero claro, quizá una vocecilla interior nos pregunte – ¿Y si María se ha quedado en casa viendo la tele y el informe está a medias? –

Pues sí, no nos engañemos, eso también puede pasar.

Pero es que la flexibilidad no sabe conjugarse sin motivación, responsabilidad y compromiso y claro pensando en ellas acaba de gritarme mi neurona rebelde: ¡Y EDUCACION!

Y es que, lo que eduquemos hoy será lo que tengamos en el futuro. Entonces, he mirado el reloj, y me he dado cuenta que esta semana no tendré tiempo de leer con mi pequeño.

Aunque he aprendido a conjugar yo aún no tengo jornada flexible.  

Y vosotras,  #mujeresdelsectorpúblico, ¿practicáis la conjugación del verbo flexibilizar?

Artículo escrito por Cristina López Ubierna, es licenciada en Física y lleva 10 años dedicada al sector de la energía en un organismo dependiente de la Diputación de Burgos, AGENBUR-SODEBUR.

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ESCRITO POR Mujeres en el Sector Público

Flexibilidad viene del verbo confiar

Dicen los estudios y los estudiosos, y cualquier mortal con un poco de sentido común, que la flexibilidad es una medida fundamental para equiparar a las mujeres en el mercado laboral. Y aún diría más, la flexibilidad  laboral favorece la corresponsabilidad entre ambos géneros.

Pero volviendo al título de este post, antes de que a la vecina rubia se le ponga el pelo encrespado al leer que flexibilidad viene del verbo confiar, dejad que me explique (los asiduos a las redes me entenderán, el resto les recomiendo un paseo por su perfil, es de lo más didáctico).

Cuando oigo “yo tengo flexibilidad en el trabajo”, una neurona rebelde me traduce – Ha dicho “en su trabajo confían en ella o en él”.

No me ha resultado fácil aprender a conjugar el verbo “flexibilizar” de la manera correcta, es decir, yo confío, tú confías, él confía, ella confía…

Es que hay que cambiar el verbo, el sujeto, el predicado y ¡hasta los complementos! Pero mejor pongamos un ejemplo.

María tiene jornada flexible y ha llegado a las 9:30.

Mi neurona rebelde traduce de nuevo – La persona que coordina a María confía en que si ha llegado a las 9:30 es porque hoy necesitaba llevar a sus hijos al colegio-.

Mi neurona es bastante novelesca y me subtitula.

La persona que coordina a María ha pensado – Confío en que María ha venido mucho más tranquila a trabajar en vez de estar mirando el móvil desde las 8:00 porque ha tenido que dejar a sus hijos con una vecina porque su pareja tenía un viaje importante y porque ella no quería coger el día de vacaciones porque quería dejar terminados unos informes.

Y a riesgo de quedarse sin aire con tantos por qué al final mi neurona ha resumido – Confían en María-.

Pero es que todas las “María” también tienen que aprender a conjugar. Cuando expliquen que han salido a las 18:30 porque tienen jornada flexible, tendrán que repetirse internamente.

Confían en mí.

No pasa nada porque hoy haya cambiado mi horario.

He dejado el trabajo terminado como quería.

Es difícil conjugar flexibilizar, pero se puede entrenar.

Y yo creo que merece la pena, porque cuando hay confianza las personas no sólo trabajan, si no que además producen.

Y es que no es lo mismo trabajar, que viene a ser ejecutar una tarea y listo, que producir.

Cuando produces, dice la RAE, que “creas cosas o servicios con valor económico” y cuando creas, léase subrayado y luminoso, cuando creas pones tus mejores capacidades, actitudes y aptitudes, lo que sabes y lo que aprendes al servicio de tu creación. Y eso se traduce en que tu valor profesional aumenta.

Y cuando tu valor profesional aumenta, atención, que ahora viene lo bueno, si eres mujer tu techo de cristal se rompe.

Pero claro, quizá una vocecilla interior nos pregunte – ¿Y si María se ha quedado en casa viendo la tele y el informe está a medias? –

Pues sí, no nos engañemos, eso también puede pasar.

Pero es que la flexibilidad no sabe conjugarse sin motivación, responsabilidad y compromiso y claro pensando en ellas acaba de gritarme mi neurona rebelde: ¡Y EDUCACION!

Y es que, lo que eduquemos hoy será lo que tengamos en el futuro. Entonces, he mirado el reloj, y me he dado cuenta que esta semana no tendré tiempo de leer con mi pequeño.

Aunque he aprendido a conjugar yo aún no tengo jornada flexible.  

Y vosotras,  #mujeresdelsectorpúblico, ¿practicáis la conjugación del verbo flexibilizar?

Artículo escrito por Cristina López Ubierna, es licenciada en Física y lleva 10 años dedicada al sector de la energía en un organismo dependiente de la Diputación de Burgos, AGENBUR-SODEBUR.

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