5 razones por las que debes plantearte (seriamente) ser funcionaria

31/03/2022 10 min 4 Comentarios mujerespublico
Asociación de Mujeres en el Sector Público - 5 razones por las que debes plantearte (seriamente) ser funcionaria

Si en algún momento has pensado en ser funcionaria porque tienes un familiar que lo es y todas las Navidades te comenta sobre lo cómodo y contento que está en su trabajo o aquella amiga que había estudiado Biología y, no sabes cómo, terminó trabajando en Recursos Humanos de la consejería de educación de vuestra Comunidad Autónoma o bien no teniendo a nadie cercano, siempre te ha llamado la atención las noticias que hablan sobre las ofertas de empleo público o simplemente te da curiosidad el porqué ser funcionaria en España es un deseo de muchas, esta publicación es para ti.

1. Estabilidad laboral

Si el objetivo de un montañero es llegar a la cima para experimentar esa libertad que solo en ese momento es capaz de sentir, para una aspirante a funcionaria la meta es la estabilidad laboral que se alcanza tras meses de estudio comparables al duro entrenamiento que un montañero debe realizar para poder ir subiendo poco a poco esa montaña que para nosotras es el proceso  electivo.
La estabilidad en el trabajo no deriva solo de la seguridad de saber que es para toda la vida, sino también la flexibilidad horaria de la que, normalmente, gozamos para la entrada y salida, eso sí, respetando siempre el número de horas que nuestro ordenamiento jurídico nos marca. Teniendo en cuenta lo anterior, el contar con un horario establecido, normalmente jornada intensiva y alguna que otra tarde, deriva en la indudable promoción de la conciliación de la vida laboral, personal, familiar y social así como la corresponsabilidad en la asunción de responsabilidades familiares.
A su vez, contamos con un número determinado de vacaciones y de asuntos propios que, en todo caso, se respetan y, con una retribución competitiva que, en función de tu cargo y  responsabilidades variará, pero que, de todos modos, te permitirá alcanzar la tan soñada antaño, pero también hoy en día, independencia económica. Es preciso mencionar que en la  administración no existe una brecha salarial entre mujeres y hombres, no obstante, por el momento, debemos continuar luchando contra el techo de cristal o suelo pegajoso que todavía persiste.
También debemos entender por estabilidad laboral el poder ejercer nuestros derechos sociales tales como el derecho a la huelga, a la sindicación o nuestra hipotética baja por maternidad o excedencia por cuidado de familiares. Derechos de los que podemos disfrutar sin ningún tipo de represalias y con todas las garantías que implica, en su caso, la reserva del puesto de trabajo o la posibilidad de participar en los cursos de formación que convoque la Administración aun estando en otra situación administrativa distinta a la de servicio activo.

2. Movilidad geográfica

Con carácter general, tras la superación del proceso selectivo, deberás permanecer dos años en tu primer destino; sin embargo, una vez estos hayan transcurrido, podrás optar a otros puestos en otras provincias o Comunidades Autónomas, así como en otros ministerios u organismos. Quizás decidas mudarte y volver a una localidad más próxima a tu lugar de residencia anterior o, por el contrario, tienes ganas de aventura y decides solicitar un puesto en una embajada o consulado en el extranjero.
Normalmente, la provisión de puestos de trabajo en cada Administración se llevará a cabo por el procedimiento de concurso de traslados, en los que, en función de las plazas que se oferten y tu currículum en la Administración, podrás optar a otros puestos de trabajo que te permitan cambiar de lugar de trabajo y no necesariamente fuera sino también dentro del propio organismo en el que ya estés. No hay que olvidar que la provisión de los puestos se realizará atendiendo a los principios de igualdad, mérito, capacidad y publicidad y que también podrás cambiarte de puesto de trabajo a través de una libre designación o comisión de servicios.
Por todos es sabido que las posibilidades mencionadas anteriormente variarán en función de la Administración a la que pretendas acceder, es decir, local, autonómica y
estatal; pero, con todo, ahí están y es una razón más por la que ser funcionaria, es decir, puede que quieras continuar en la misma localidad de tu primer destino o bien prefieras
ir cada cierto tiempo cambiando de lugar de residencia. ¿Qué es lo mejor de la movilidad geográfica de la que gozarías al ser funcionaria? Que eres tú la que, de manera voluntaria,
decide el número de mudanzas que estás dispuesta a hacer, algo casi imposible en la empresa privada.

3. Formación continua

La tercera razón quiere desmontar un poco la idea que la gran mayoría tiene respecto a la formación. Todas y todos en algún momento hemos escuchado lo siguiente: es que los funcionarios no están actualizados, muchos han aprobado hace años y se han quedado ahí, no han vuelto a estudiar. Si bien es cierto que a lo largo del proceso selectivo nos hacemos con un conocimiento más general y holístico, una vez que entramos en la Administración podemos especializarnos en un campo concreto, por ejemplo, en recursos humanos, gestión financiera, contratación pública, gobierno abierto, protección internacional, políticas de igualdad, entre otros. Pero ello no implica que no estemos ni podamos estar permanentemente actualizándonos, pues ello es también lo que exige una sociedad que está en constante cambio y evolución.
Hay que recordar que uno de los múltiples derechos individuales que recoge nuestro Estatuto Básico del Empleado Público es a la formación continua y a la actualización permanente de sus conocimientos y capacidades profesionales. Es preciso señalar que la formación se realizará preferentemente en horario laboral, es decir, se entiende que la formación es esencial por lo que nuestras ganas e intención de formarnos no pueden verse afectadas por nuestro poco (o mucho) tiempo que tengamos una vez finalice nuestra jornada de trabajo, puesto que también podría constituir cierta discriminación para aquellas personas funcionarias que tengan más carga de trabajo fuera de su horario laboral: hijos, personas mayores dependientes o por qué no actividades de ocio que realicen, como la lectura o practicar algún deporte. Por todo lo anterior, con carácter general, se promueve que los cursos formativos se realicen dentro de nuestra jornada.
Los cursos de formación pueden estar organizados por el Instituto Nacional de la Administración Pública, por ejemplo, pero también es preciso señalar que cada organismo pone en marcha su propio plan de formación, por lo que las opciones son múltiples. Además, hay cursos presenciales, online, a tu ritmo, tutorizados, etc.
No dudes en que, desde un primer momento, vas a tener la oportunidad de seguir formándote y especializándote en aquellos campos que más te interesen: desde un curso de Excel avanzado hasta un seminario de promoción de la igualdad de trato y no discriminación, pasando por un curso de extranjería o inglés básico.

4. Promoción

La superación del proceso selectivo es la casilla de salida de un nuevo camino, es decir, te destinarán a un determinado puesto de trabajo, pero, en todo caso, podrás promocionar. De hecho, es otro de los derechos individuales reconocidos para el funcionariado de carrera, el de la progresión en la carrera profesional y promoción interna, es decir, el ascenso.
Podrás ascender de nivel dentro de tu subgrupo o grupo atendiendo a tu antigüedad, méritos y carrera profesional a través de un concurso, por ejemplo; pero también podrás prepararte una promoción interna para acceder a otro subgrupo o grupo distinto. Además, en algunos casos, desde los institutos de formación, como por ejemplo en INAP, ofrecen cursos para la promoción interna del empleado o empleada públicos.
Por consiguiente, si quieres desarrollarte y progresar en tu vida profesional, esta es otra de las razones por las que debes plantearte ser funcionaria.

5. Evolución administrativa constante

Si todavía sigues dudando en ser o no funcionaria, aquí va la quinta razón. Son muchas las personas que todavía asocian la Administración Pública con la burocracia defendida por Max Weber a finales del siglo XIX y principios del XX. El exceso de papeleo, la ausencia de agilidad en los trámites, la despersonalización de las relaciones, el cumplimiento estricto de la normativa como un fin y no como un medio en sí mismo, entre otras múltiples características que han impreso una connotación peyorativa en este modelo de Administración. Sin embargo, estos rasgos característicos de lo que entendemos por Administración o funcionariado han ido puliéndose y, algunos de ellos, eliminándose con la evolución que solo el paso de los años puede darle a una organización tan grande como es una Administración Pública.
Actualmente, la Administración busca la innovación y el desarrollo constantes, por ejemplo, en la implantación de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, lucha por la igualdad de trato y no discriminación y promueve la diversidad que aporta la riqueza de contar con tan dispares perfiles profesionales.

A su vez, la Administración del siglo XXI busca la transparencia en sus procesos, la rendición de cuentas, la integridad pública, la participación y la colaboración. Estamos viviendo un momento de transformación apasionante en el que se están salvando obstáculos del pasado y nos estamos acercando cada vez más a una Administración más accesible, ágil y próxima a la ciudadanía; por lo que si sientes vocación por el servicio público y considerabas que ser funcionario era algo de otro tiempo, tienes que volver a pensártelo. Estés o no desempeñando funciones que impliquen directamente atención al público, tus funciones van a tener un impacto en la sociedad, de la que, no podemos olvidarnos, nosotros también somos parte.
Por lo tanto, si crees que ser funcionaria es algo aburrido o directamente de otro siglo, te animo a que preguntes y te informes y verás cómo cada funcionaria o funcionario tiene una historia diferente, por lo que mantenerte en tu zona de confort o experimentar en departamentos que nunca te hubieses imaginado va a ser una elección más.
En definitiva, independientemente de tu bagaje previo, la Administración está esperándote con las mismas ganas e ilusión que debes ponerle a tu estudio diario en este camino que constituye el proceso selectivo. Y no olvides nunca que el aprobado es solo el fin de ese proceso y el comienzo a una vida profesional, como servidora pública, llena de oportunidades; por lo que espero que estas 5 razones que se acaban de exponer sean suficientes para que te plantees en serio ser funcionaria.

 

María Alonso Muñoz
Jefa de Sección en la División TI del Ministerio de Política Territorial
Cuerpo de Gestión de la Administración Civil del Estado

Instagram @marilo2802

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ESCRITO POR Mujeres en el Sector Público

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4 Comentarios en 5 razones por las que debes plantearte (seriamente) ser funcionaria

  1. Natalia
    05 de abril de 2022 a las 12:36

    ¡Hola!
    Me ha encantado este artículo, porque creo que se han escogido muy bien las razones cruciales a la hora de plantearse una oposición.
    Desde luego, leerlo me ha reafirmado en mi deseo de ser funcionaria 🙂
    Estoy segura de que este artículo servirá de motivación para muchas futuras compañeras.
    Muchas gracias, María.

    1. María Alonso
      22 de octubre de 2022 a las 12:49

      Buenos días, Natalia:

      Te envío mucho ánimo y fuerza para que cumplas con tu deseo.

      Un abrazo,

      María

  2. Irene Yus
    09 de julio de 2022 a las 20:23

    Muy buen artículo.
    Soy funcionaria desde hace más de 34 años y estoy plenamente de acuerdo con lo expuesto en él.
    Yo añadiría el valor intrínseco que tiene el hecho de dedicarse al servicio público. La satisfacción de terminar tu jornada de trabajo sabiendo que has contribuido con tu granito de arena a una gestión eficiente de los recursos comunes.

    1. María Alonso
      22 de octubre de 2022 a las 12:07

      Buenos días, Irene:

      ¡Tienes toda la razón! Muchas gracias por tu aportación y por esos más de 34 años de servicio activo.

      Un abrazo,

      María

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