Gracias a las mujeres constituyentes por regalarnos el artículo 14

“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”

Hace 40 años un grupo pequeño de mujeres junto a muchos hombres consiguieron a base de lucha, preparación, generosidad y tesón que nuestra carta magna recogiera en su artículo 14 la igualdad de derechos de hombres y mujeres.

Mujeres como Ana María Ruiz Tagle, Pilar Bravo, Amalia Miranzo, Juana Arce, Belén Landabarú , Dolores Calvet, María Izquierdo, Soledad Becerril, entre otras, relatan en este pequeño documental realizado por Oliva Acosta las dificultades que en aquel momento vivían las mujeres.

En su narración de los hechos nos muestran como las mujeres eran consideradas menores de edad o con el mismo rango que las personas con discapacidad intelectual. En definitiva se le aplicaba la consideración de personas dependientes. Una mujer no podía obtener el carnet de conducir, ni ejercer profesionalmente sin la autorización del marido. No se podía presentar a oposiciones para judicatura, notaría o para ejercer la carrera diplomática.

Nos cuentan la forma en que fueron elegidas como diputadas, casi por casualidad, ya que todas iban en puestos de la lista donde parecía que no iban a salir, pero algunas lo consiguieron.

Cuarenta años más tarde queremos agradecer su tesón, su fuerza y el legado que como un regalo hemos heredado. Esto es lo que nos cuentan y que queremos recordar como reconocimiento a nuestra genealogía como mujeres: sin ellas, y estaban de todos los partidos e ideologías, no estaríamos donde estamos.

Nos han enseñado:

Que tenemos que ir muy preparadas porque aún hoy no podemos cometer errores. No se nos perdona, pero aún así tenemos también derecho a equivocarnos.
Que igual que ellas, nuestros temas deben ser debatidos con los hombres porque ellos también ganan en todo lo que supone compartir responsabilidades y liberarse de estereotipos.
Que las mujeres por socialización de género llevamos un positivismo innato, o como dice nuestra amiga Amelia Sanchís Vidal un “optimismo convulsivo”, que nos lleva a resolver y enfrentar los retos, aunque la realidad se obstine en ponérnoslo difícil.
Que en aquellos primeros momentos, en los que se empezó a tejer nuestra constitución, la ley de protección para las personas desempleadas sale adelante porque una mujer se empeña en negociar con un partido distinto al suyo. Y finalmente esta ley se aprueba gracias en todo o en parte al empeño negociador de esa mujer.
Que algunas conquistas como la posibilidad de elegir determinadas profesiones o la legalización de la venta de anticonceptivos fueron logros de las mujeres constituyentes.

Y además nos recuerdan que:

En el siglo XXI debemos preocuparnos todas las personas por los derechos de todos y todas. La solidaridad debe guiar nuestro camino en democracia.
Si se cuenta con las mujeres caminaremos en una senda de paz y sin violencia.
Que en democracia el acento hemos de ponerlo en lo que nos une, más que en lo que nos separa, como si de imperativos categóricos kantianos se tratará.
Todos los países tenemos que caminar juntos hacía la igualdad que antes hemos pedido para los seres humanos.
La revolución de las mujeres en el siglo XXI es imparable.
La política es tan importante que no puede hacer sólo contando con los hombres.

Y como colofón nos regalan esta frase de Michel Bachelet, que ella aplica a la política pero que nosotras hacemos extensiva a todos los ámbitos de la esfera pública “cuando una mujer entra en política cambia la mujer pero cuando muchas mujeres entran en política cambia la política».

Y esto es lo que pensamos las Mujeres en el Sector Público, si estamos muchas podremos mejorar la administración en todo aquello que la ciudadanía nos demanda como un clamor.

Feliz 40 aniversario a nuestra Constitución.

Artículo escrito por Carmen Seisdedos, vocal de la Asociación de Mujeres en el Sector Público.

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